sábado, 13 de junio de 2015

Ontología e Inteligencia Artificial

El análisis de las cualidades propias de lo humano, de su sustancia, es una preocupación que a lo largo de la historia le ha interesado a la humanidad entera. ¿Qué nos vuelve realmente humano? ¿Qué es lo que hace que el humano sea? El ser, según la filosofía occidental, es aquello que tiene existencia en la realidad y que la rebasa, se vuelve trascendente al diferenciarse de los objetos. Los humanos somos seres porque nos diferenciamos a nosotros mismos del resto del universo.
     La inteligencia artificial ha venido a poner en duda lo que creímos que ya estaba más que sabido. En este artículo reflexionaré acerca del concepto de Inteligencia Artificial y su relación con lo que comprendemos como Inteligencia Humana, su modelo, y lo que de alguna manera ha sido la base para nuestra diferenciación entre los sujetos y los objetos. Es decir, a través de los diferentes conceptos que definen  la inteligencia artificial, iré contrastando con nuestras ideas acerca de la sustancia del ser humano y nuestra relación con la realidad.
     El ser humano, desde su concepción como tal, ha sentido la necesidad de modificar el entorno a su imagen y semejanza. La humanización del mundo se da no sólo en la robótica, también en la modificación del entorno natural, la domesticación de animales y hasta en la necesidad de plasmar nuestra imagen en una pared de cualquier caverna donde nos reunamos.  La robótica, como dije, ha tomado ese impulso de humanización y ha pretendido, desde hace mucho tiempo, quizá, la animación de un ser no vivo, un golem de la alquimia de los circuitos, la programación y la mecánica.
     Si la robótica nació como una necesidad de facilitar la actividad de los humanos para que estos se dediquen a tareas más especializadas, la Inteligencia Artificial también se ha convertido en una necesidad de tener un compañero que pueda actuar y pensar como nosotros (tal vez para ahorrarnos algún día cualquier tipo de trabajo). Pasamos de la mecanización de los antiguos oficios en la era industrial a la sustitución del hombre en aspectos tan complejos como el pensar. Nuestra comprensión y la necesidad que tenemos sobre la inteligencia artificial han pasado por varias definiciones más o menos específicas influenciadas por diferentes disciplinas, como las matemáticas, las neurociencias, la filosofía y la lógica.
      La primer definición que me gustaría abordar es la de Rich y Knight que comprende a la Inteligencia Artificial como el estudio de cómo hacer que las máquinas y sus sistemas actúen como lo haría un humano, para ello el sistema debe ser capaz de procesar el lenguaje, poder razonar, aprender y representar lo que aprende. Una máquina que posea esta Inteligencia Artificial tendría las mismas facultades del ser humano y por lo tanto las mismas limitaciones, lo que lleva a la pregunta ¿Entonces, para qué crear un ser nuevo si ya existen los hombres? Las maquinas han demostrado tener la capacidad de almacenar la suficiente información para comprender los sonidos articulados en un lenguaje y de ahí seguir instrucciones, como los teléfonos inteligentes; han sido capaces de guardar información y ordenarla de forma lógica para su uso posterior, que es una forma en la que podríamos comprender el proceso de aprendizaje; y, además, han sido capaces de usar métodos predictivos y estadísticos a partir de una serie de datos para poder llegar a diferentes conclusiones como lo haría el razonamiento humano. Si esta capacidad de las máquinas no imita, pero sí se acerca al actuar del hombre, cabe una pregunta: ¿Esto es realmente lo que nos hace humanos? ¿Dónde está la sustancia de lo humano? El ser es una capacidad del hombre de diferenciarse del resto del universo, pero hoy en día podríamos pensar que difícilmente esto es una cualidad propiamente humana. La razón y el pensamiento, si bien son procesos complejos que cuesta identificarlos en el resto de los seres vivos, no por fuerza son exclusivos del hombre, ya que hemos podido hacer que las máquinas emulen nuestros procesos cognitivos para poder actuar como nosotros.
     La siguiente concepción que analizaremos será la dada por Schalkoff en 1990, quien interpreta la inteligencia artificial como una disciplina que intenta emular y explicar el comportamiento inteligente. Para esta última, lo importante para la inteligencia artificial no es el proceso cognitivo en sí, si no en el procesamiento lógico de los datos para tomar decisiones adecuadas por parte de un ordenador. Esta corriente teórica concibe que la máquina debe ser capaz de conseguir ciertos objetivos, dadas ciertas creencias o valores previos que delimiten su actuar. La programación para la inteligencia artificial se basa sobre todo en la acumulación de datos que analizados de manera lógica sean interpretados por la máquina. Esta definición de la Inteligencia Artificial está íntimamente ligada con la creencia moderna de la Razón, lógica y matemática, como eje rector del actuar del hombre, de la civilización y la sociedad. Creemos, desde hace muchos años, pero más desde el comienzo de la Edad Moderna, que el hombre debe constituirse en un ser que actúe con procesos lógicos, incluso si ello afecta a otros. Es la herencia del logos griego que, pasado por la Europa medieval y la modernización de Occidente, nos hace pensar que todo debe estar ordenado y lógico, a pesar de que la lógica sea también humana y, por tanto, susceptible a los mismos errores.
     Nuestros logros en el avance de la robótica y la programación computacional no sólo implican cambios en las comunicaciones y los procesos de producción, también requieren cambios en nuestra ideología acerca de la sustancia de lo humano. Si la base de nuestro ser era el pensamiento mismo y nuestras capacidades cognitivas, ¿qué nos identifica ahora como seres? El hombre se ha esforzado por humanizar al universo, sin embargo esta misma humanización ha provocado nuestra confusión con aquel. Si ya no podemos identificarnos como seres frente a los entes que conforman la realidad, entonces toda nuestra tradición se rompe ante nuestros ojos. Para ello, las disciplinas filosóficas, la reflexión de lo que somos y lo que nos constituye, deberá cobrar mayor interés, ya que saber qué es lo que nos vuelve humanos, qué es lo que nos diferencia de otros entes y qué es lo que nos asemeja, marca nuestras pautas de relación con ellos. En conclusión, la humanidad entera, ante sus avances tecnológicos, deberá replantearse todo lo que nos define a nosotros mismos, cambiar nuestro universo no sólo en tecnología, si no en ideas.

Webgrafía:
·         Armella Villalpando, M. A., y Yáñez López M. L. (2011). Mamíferos mexicanos en peligro de extinción. Revista Digital Universitaria. N°. 1, (Pp. 3-10). México: UNAM. Recuperado el 10/04/15, de: http://www.revista.unam.mx/vol.12/num1/art03/art03.pdf
·         Universidad Politécnica de Catalunya, Departament de Ciències de la Computació, “Introducción a la inteligencia artificial”. Recuperado el 13/06/15, de: www.cs.upc.edu/~bejar/ia/transpas/teoria/1-IA-introduccion.pdf



REFLEXIÓN
He elegido este tema porque siempre me han interesado los temas de tecnología, los gadgets y la computación. Me parecen sorprendentes las transformaciones que el hombre ha logrado en el mundo. Sin embargo, también me he cuestionado por mucho tiempo nuestra necesidad de diferenciarnos con el resto del universo. Mi experiencia como estudiante en la Facultad de Filosofía me ha dado cierta experiencia acerca del tema, sin embargo no había hecho nunca un texto acerca de esto.
      Mi escritura, como siempre, fue un tanto complicada de comenzar, ya que antes de escribir suelo pasar mucho tiempo reflexionando acerca de lo que quiero hablar y cómo puedo decirlo. Es una mezcla entre miedo a la página en blanco y la necesidad de tener una idea clara de lo que se quiere decir. Una vez que comienzo, escribo y reescribo algunas partes y voy construyendo el texto en un vaivén de letras y oraciones que hacen que el proceso sea un poco largo. Sólo logro terminar hasta que tomo cierto ritmo.



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